¿Por Qué Escribo? | Alejandro Seta
¿Por Qué Escribo?

10 de junio de 2021 | Autor: Adriana Uribarri

"¿Por qué juegan los niños? – Podría decirse que es lo mismo."

¿Por qué juegan los niños? –Podría decirse que es lo mismo. Ellos crean realidades o sueños que no se cumplen en el mundo infantil, lleno de obligaciones, como ir a la escuela, o al dentista o cooperar con las tareas del hogar.

Entonces, ¿por qué de adolescentes o de adultos escribimos, somos actores o cantantes? Porque sentimos el deseo profundo de afirmar una identidad, un goce vedado o mal visto en la sociedad. Un modo de sacar a la luz esos fantasmas que nos empujan desde lo más íntimo de nosotros mismos “los personajes de un escritor poderoso, tienen siempre un aire de familia.”-decía Ernesto Sábato en su obra El escritor y sus fantasmas.

O algunos momentos inolvidables de Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, tan absurdos, pero a la vez, tan bellamente creíbles: Ese pueblo idéntico al suyo, pero en Marte. Un asombro que irrumpe, se encuentra con su hermano que vuelve, pero, ¿Cómo podría volver si está muerto…? Porque el escritor lo hace volver a la vida y todos nos emocionamos y su personaje pasa a ser nuestro hermano. Y lo amamos y nos conmovemos.

Cuando leí El Proceso, de Kafka, me dije, -esto es una pesadilla- magistralmente bien escrita, con una normalidad de vida cotidiana, que la hace fascinante. Entonces, una vez más nos involucramos afectivamente con ese hombre agobiado por una burocracia demencial.

Mi Planta de Naranja Lima… Cuando conocí Río de Janeiro, podría haber ido directamente hasta allí. Pero no. Fui primero hasta San Pablo, para poder luego ir en auto hast(a Río, por la carretera, en cuya vera vivía Zezé. Donde ocurrieron casi todas sus desventuras. Era un modo de acompañar a ese Vasconcelos niño, y alivianar sus penas como un personaje más. Y fue una enorme felicidad… como cuando me surge la idea de un cuento o un poema… y supongo que por eso yo también escribo, porque puedo seguir jugando con los personajes que nuestro subconsciente nos interpela a darles vida. Porque la necesidad de escribir irrumpe de un modo visceral. Y hay que ser adulto obediente y hacer lo que la inspiración manda.



Nota: las fotos que ilustran este artículo fueron hechas por Adriana.

Alejandro Seta

No soy más que el vagón de un tren que en la década del sesenta se tambaleaba, llegando, sobre ese río a orillas de la ciudad de Necochea. Los primeros acordes de la música de Piazzola me vuelve a llevar a quién soy. Las palabras de mi abuela Sara, un libro encontrado por azar, Cris, la escritura tambaleante, mis hijos, el descubrimiento de Dios.

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