26 de noviembre de 2021 | Autor: Alejandro Seta
Sin saberlo, con Guillermo Roig nos encontramos en la estación de Lanús, cerca de donde muere Vivi, la chica de 8 años que vive en la calle, protagonista de su ópera prima, “Tránsito Pesado”. Roig, que perteneció al Elenco de Titiriteros del Teatro San Martín durante 20 años, cuenta cómo llegó al cine. También, de los chicos en tránsito, de Rembrandt, La Piedad, y de su visión actual de los chicos abandonados .Ubicada durante los meses posteriores a la crisis delarruista, mereció la crítica del Festival de Cine de Cuba durante dos años consecutivos como una de los 3 mejores films del mismo. Finalmente, este año fue estrenada en Burzaco con el auspicio del INCAA, y está a la espera de ser presentada en Buenos Aires. Mientras, prepara su siguiente film: “ “, una visión surrealista del menemato de los 90.
Después de haber estrenado la película ¿creés que es posible reinsertar a los chicos de la calle?
Parte de la fantasía es que haya un cambio de vida. Pero durante el desarrollo de la película, nos dábamos cuenta de que no podían vivir encerrados. Puede ser muy poco esperanzador. Pero, la verdadera esperanza es buscar la salida sabiendo que eso pasa.. En Lanús, Marina, mi mujer, trajo a vivir a una nena, por esos días. Fue una historia que duró un par de años: se escapaba del hogar, volvía a mi casa, se escapaba otra vez . Karen, a los 15, ya tiene 3 hijos. Es indomable. Fue a la escuela durante 7 meses. Se cansó. En los personajes de mi historia, hay un paralelo entre Rocío y Vivi. Las dos caras de la misma moneda. Si Vivi hubiera nacido 10 cuadras más allá, otra hubiera sido su historia.
¿Cómo nació el guión?
Iba en el auto, vi a un chico en la calle, y entre un semáforo y el otro, se me ocurrió toda la historia. Elsita fue la tía de mi mujer, que se ocupaba de tratar con chicos en tránsito. Elsita existió y tenía chicos en la casa. Era una situación muy dura. La película es una tragedia, donde Vivi tiene un sino fatal del cual no puede escapar. Son parias que conforman pequeñas tribus en los buches de Constitución.“Buches“son esos huecos debajo de los andenes; En principio iba a ser un documental. Eran historias de chicos que se van a dormir y se mueren de tristeza. Entonces iba en el auto, y entre dos semáforos, mientras escuchaba “Calaveras y diablitos” de Vicentico, se me apareció el guión. Lo escribí en 5 días. Al resto del guión lo escribieron los mismos chicos: los que se acercaban durante la filmación. Uno de esos fue el que me tiró esas respuestas que dice Vivi: “¿Tu papá? –Está preso. ¿Tu mamá? –En el loquero”.
Hay algo pictórico en las escenas, un narrar desde el color y la luz ¿por qué elegiste eso?
La película está llena de claroscuros tipo Rembrandt. Todos los que vivimos en el conurbano sur, y no en Quilmes, en Lanús, conocemos ese tipo de claroscuros. Este lugar tiene esa cosa mortecina: el Roca tiene eso, Constitución, Temperley. Los chicos se calentaban en fogatas. La peli tiene partes donde el único foco de luz es el fuego. Este tema de los chicos abandonados es el género latinoamericano por excelencia. Es las favelas de Brasil, los de Colombia, los de acá. Hay una escena donde la escultura de La Piedad de Miguel Ángel está hecha con basura, y Vivi duerme sobre ella. Para que alguien tenga tanto, tiene que haber otro que no tenga nada. Esa Piedad es una escultura hecha con basura. Y es así porque la basura es mullida. Hace poco vi un trailler donde un nene duerme sobre la Piedad de piedra. Nunca un nene va a dormir allí. Los desperdicios son el único lugar donde lo que sobra encuentra piedad, por lo cual, ella misma se convierte en un desperdicio. La Piedad de Cristo y María representa ese dolor de personajes que están siendo expulsados del sistema, como Vivi. Yo quise mostrar que el eslabón más débil es el de los chicos. Recuerdo que en el 2001 había un montón de marchas contra el FMI, y las cámaras filmaban los carteles, pero ninguna filmaba lo que pasaba abajo de las marchas: los chicos. Sentía que estábamos en un carnaval, y ellos eran parte de esa fiesta, que comía de los desperdicios. Se filmaban cosas para mandar a Europa pero no registrábamos lo que teníamos al lado. “Mirá la revolución que estamos haciendo”. Era un gran tema for export.
La crisis del 2001 atravesó a todos, y eso en “Tránsito pesado” está marcado…Visto desde el 2011 ¿no marca también una diferencia?
Hay un detalle en los que pocos reparan: todos los hombres se llaman igual. Durante el delarruismo despareció el trabajo, y las mujeres empezaron a ser las verdaderas protagonistas. Son historias de distintos hombres en distintos sistemas, donde las mujeres empiezan a reaccionar más rápido y mejor que ellos. En estas historias, los hombres quieren escaparse. En ese tiempo, mi hermano ganaba 150 pesos como profesor universitario; hoy vive de ese mismo trabajo. Vemos que es un país pensable, y tiene sentido que pase. En el conurbano hay un florecimiento de la cultura, gracias a la actual protección del Estado, y el conurbano es reconocido como posibilidad estética y de historias. Yo creo que Tránsito Pesado marca una revalorización de la situación actual y de las decisiones políticas que se están tomando. Es un lugar más personal. Antes era un plan; ahora es algo propio, viene desde nosotros. Hoy, en los programas barriales, en la asignación universal por hijo, tenemos la mínima contención para los chicos: tienen que ir a la escuela, ser vacunados, alimentados. Y si bien hay más chicos en la calle que los que tendría que haber, no es la endemia del 2001-2002.
Perteneciste durante muchos años al Elenco de Titiriteros del Teatro San Martín, durante la dirección de Ariel Bufano ¿cómo llegaste al cine?
El cine y el teatro fueron cosas paralelas. Buscando formas de expresión en el teatro, terminé en el cine que, como el teatro de títeres, exige una gran pérdida del ego en función de la historia. La Piedad, el tren, son objetos. Y si nos remitimos a aquella definición de Bufano de que títere “es todo objeto puesto en función dramática”, vemos que el tren es la parca que se la lleva. La muñeca de Vivi que queda sin cabeza, que, al no venir de una juguetería, es la muerte. Los autos, el ruido, son cuchillas que pasan. Vivi vive con objetos, no entre personas.; le dan lo que sobra y de victima se transforma en victimaria. Y le tememos. Algunos creen que la solución es bajar la edad de imputabilidad, pero yo digo: la gente fue tratada como ratas, y después queremos que se comporten como humanos. Pero ¿qué hicimos los adultos todo este tiempo para que esto sea posible?..
¿Qué querés hacer con la película?
Llevarla por todo el país, escuelas, barrios, para que se debata.. Y estrenarla en Buenos Aires. La idea es la misma: reflexionar.
No soy más que el vagón de un tren que en la década del sesenta se tambaleaba, llegando, sobre ese río a orillas de la ciudad de Necochea. Los primeros acordes de la música de Piazzola me vuelve a llevar a quién soy. Las palabras de mi abuela Sara, un libro encontrado por azar, Cris, la escritura tambaleante, mis hijos, el descubrimiento de Dios.
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