21 de enero de 2021 | Autor: Alejandro Seta
Les envié esta pregunta a varios amigos escritores y artistas, y descubrí que ellos estaban escribiendo esta página. Al parecer, al preguntarnos sobre el motivo y el fin de nuestra escritura (el arco y la flecha, una sola identidad que dispara a su blanco) terminamos hablando de nosotros mismos. Incluso de preguntarnos quiénes somos. Dos artistas plásticos, uno de la ciudad de Brandsen y otro de la ciudad de Burzaco (ambos de la Provincia de Buenos Aires, Argentina) contestaron a estas preguntas, y las incluimos. Al hablar de sí y de lo que hacen, ellos se refieren a su lenguaje que, como imágenes, cuánto tienen que ver con la palabra. La palabra como vehículo de imágenes y pergeñador de significados, la obra plástica como vehículo de historias.
No hace falta mucho para agregar: uno habla sobre el descubrimiento de sí y otro del sentido de su obra.
Claudio Furlan:
No soy mis pensamientos, pero me expreso a través de ellos. Cuando descubro que soy más amplio que lo que digo, busco saber más de ese ser que encuentra palabras en una amplia biblioteca que se construye mientras hurgo en ella. De ahí las palabras que no creo, no conozco, parecen lejanas. Si pienso en qué soy, llego a la conclusión que surge de un código, parte de un lenguaje con el que digo de dónde sale lo que digo y se comprenda lo que digo. Quien soy no duerme. Solo me deja descansar. Calma el movimiento por un lapso de tiempo. Casi siempre, de noche. Aunque a veces abre ventanas con luces para llamar la atención. Estamos adiestrados (quien sabe porque, por quien, para qué) en encontrar palabras, imágenes, hechos, historias; más allá de los límites. Eso es el artista. Un ilusionista que trae a la realidad lo que rescata de ese lugar allende los bordes de la imaginación. Un lugar fuera, que se recorre por dentro, desde dentro. Para eso la rebeldía. Hay muchos pensamientos que nos quiere adiestrar a dejar todo como está a través de las creencias. Cuando descubro quién soy, no existe destino. Solo un largo camino a recorrer, descubrir, embellecer. Contar la vida desde ese lugar que no ha sido manipulado. Hace rato que me pregunto hasta dónde soy vehículo, hasta dónde hacedor de lo que hago. Hasta dónde simple mensajero de otros. A Dios, ante la adversidad, hasta dónde Vos, hasta dónde yo.
Enrique Manuel García:
Esa pregunta me la hice muchas veces con respecto a la pintura. Creo que no hay nada que tenga menos utilidad práctica que un bastidor colgando de un clavo en la pared. Un periodista reflexionó una vez que cuando el tenía que redactar un artículo pasaba horas frente a la pantalla dándole forma y sentido a las palabras y después de tanto esfuerzo y que su artículo fuese publicado en un periódico, irremediablemente terminaría envolviendo una docena de huevos. Para la sociedad de hiperconsumo , el arte es inútil o, en el mejor de los casos, un lindo adorno que combine con su decorado. Lo que ellos no saben es que los artistas son una especie de magos que se pueden adelantar al tiempo.
No soy más que el vagón de un tren que en la década del sesenta se tambaleaba, llegando, sobre ese río a orillas de la ciudad de Necochea. Los primeros acordes de la música de Piazzola me vuelve a llevar a quién soy. Las palabras de mi abuela Sara, un libro encontrado por azar, Cris, la escritura tambaleante, mis hijos, el descubrimiento de Dios.
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