Horacio Clemente: EN MIS CUENTOS NO HAY DIFERENCIAS DE EDADES | Alejandro Seta
Horacio Clemente: EN MIS CUENTOS NO HAY DIFERENCIAS DE EDADES

7 de febrero de 2024 | Autor: Alejandro Seta

Publicado en revista Semanario 2012

Horacio Clemente, autor de cuentos infantiles para todos

EN MIS CUENTOS NO HAY DIFERENCIAS DE EDADES

Este escritor de cuentos para chicos, de 83 años, y que se mantiene en carrera desde hace casi 50, recibió en el 2012 el premio “La hormiguita viajera” como maestro latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil. Es autor de adaptaciones como “Aladino y la lámpara maravillosa”, “Simbad, el marino” , “Alí Babá y los cuarenta ladrones”, la novela “De viaje”, y está pronto a editarse el cuento “La ciudad de San Perro” con ilustraciones de Pepe Fainberg (Ediciones Las Bestias Peludas). Nos cuenta Clemente: “Yo estuve entre los siete primeros escritores que recibieron la pensión vitalicia del Gobierno de la Ciudad, lo cual, al menos para mí, significa que la literatura infantil fue considerada literatura y no bobadas”. Él creó un término que define el alcance de su tarea: LIJATE (literatura infantil, juvenil, adultos, tercera edad),

¿Por qué piensa que sus cuentos son leídos por todas las edades?

Apunto a los sentimientos, a la intimidad y a la subjetividad del lector, por lo que las diferencias entre chicos y grandes casi no existen Por ejemplo: el cuento “La verdadera fundación de Buenos Aires” apareció tanto en manuales de colegio como en una entidad que agrupa a personas adultas. Por eso creo que es un LIJATE de ley.

** ¿Tienen vivencias los chicos tan diferentes a las de los adultos?**

Un chico mira televisión, escucha los comentarios y las discusiones de los grandes, los reproches, los mandatos. Juega con amigos, va a la escuela y convive con maestros y compañeros de distintos temperamentos; se entera de la maldad de la gente, de la bondad, de los nacimientos, de las muertes. Va a la cancha y grita e insulta como el papá o la mamá que lo lleva. Le hablan de amor. Le enseñan a obedecer, estudiar, pensar en el futuro, ser voluntarioso, emprendedor, desconfiado. Asimila el lenguaje adulto, conoce la jerga, acepta o cuestiona conceptos de sus mayores, enjuicia, entra en internet, usa celular. Es verdad que no debe pagar la luz o el gas, que no hace trámites, pero escucha a sus padres cuando les llegan las cuentas o cuando vuelven del trabajo. Todo esto, y mucho más, ¿no es vivir, no es estar en el mundo igual que un grande?

Cuando escribe para chicos ¿piensa en lo que sienten los adultos?

Es muy difícil que continúe un cuento que no me convence. Si lo que estoy escribiendo me gusta como adulto, si me divierte, o si me emociona, aunque esté escribiendo para chicos, entonces lo sigo, lo termino y lo doy por hecho. No escribo para chicos muy chiquitos; pero así y todo me he llevado la sorpresa que me dio una mamá quien tiene una nena de dos años; le lee un cuento mío y la nena se duerme con el libro abrazado a ella. La mamá se lo cuenta, es cierto, y seguro de que lo hará como mamá, ¡pero la nena tiene dos años! Por eso me animo a escribir pensando que, aunque no entienda todo (ningún lector entiende “todo”) algo le resonará de lo que lea o le lean, algo recordará o incorporará como para tenerlo en cuenta.

Alejandro Seta

No soy más que el vagón de un tren que en la década del sesenta se tambaleaba, llegando, sobre ese río a orillas de la ciudad de Necochea. Los primeros acordes de la música de Piazzola me vuelve a llevar a quién soy. Las palabras de mi abuela Sara, un libro encontrado por azar, Cris, la escritura tambaleante, mis hijos, el descubrimiento de Dios.

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