Diablomundo: "En La Búsqueda De La Llave De Rimbaud" | Alejandro Seta
Diablomundo: "En La Búsqueda De La Llave De Rimbaud"

24 de diciembre de 2021 | Autor: Cristina Ledesma y Alejandro Seta,

Publicado en la revista Frente de Tormenta, N° 4, junio-julio, año 1993. Nos invitaron a ver “Ilusiones y Porfías”, una obra en que el iluso y porfiado payaso Fenelón, lucha contra el poder maligno de Fracaso Perfecto. Diablomundo es un grupo de Temperley que se define como: “actores que se dedican sólo a ésto, que hacen acuerdos buscando la afinidad”. “La afinidad es la obra” -dicen. Se basan en un planteo estético donde lo económico y laboral también están presentes. Diablomundo son: Marcelo Frasca, Perla Logarzo, Carlos Uriona, Miriam González y Roberto Uriona.

SOBRE FENELÓN Y LOS PAYASOS

- ¿Fenelón es un perdedor eterno?

- ¡No! No creo que sea un perdedor. Él es un ganador que sostiene sus pensamientos. No claudica. Lleva adelante su ideología y lo dice: “aunque me maten, la tierra va a seguir siendo redonda. Es mi creencia. Creo en lo que digo y voy a seguir creyendo”. No. No creo que sea un perdedor.
Nos pasa con los pibes de entre 11 y 14 años para los que, en general, la imagen del bueno es la imagen del tonto. Nos dicen: “A Fenelón siempre lo están cagando a bifes, es un tarado”. Y entonces muchos se identifican con Fracaso Perfecto. “¿Y vos por qué hinchabas por Perfecto?”. “Y..,.porque gana, chabón, porque gana. ¿Por qué voy a estar con éste si siempre liga?” Y aunque parezca mentira, a esta respueta nos la dieron en Fiorito.

- ¿Fenelón es también Podestá?

- Nosotros hemos laburado mucho sobre Los Podestá, sobre sainete, pero no...creo que está peresente, pero no lo hicimos pensando en Podestá. Donde está, sobre todo, es en la Comedia del Arte, o en el Podestá, no del Gran Circo Criollo, sino en el Circo de Rafetto, anterior, el que era corrido, el que robaba gallinas en Montevideo.

- Diablomundo ¿qué es?

- A nosotros nos dicen: “¿Y ustedes qué son? ¿Titiriteros? No. ¿Qué son? ¿Actores? No. ¿Músicos? No. No somos nada”. Porque si no, en el momento en que decís: “soy esto”… te dicen: “No. No es titiritero. ¿No ves que se los ve cuando manipulan el muñeco?”. No son músicos...¿no ves?”. ¡Má! No somos nada. No te hagás problema. ¿Ese es el problema? No es más el problema.
Y así nos pasó con el tango ¿viste? Con el tango pasa lo mismo. Con todos los géneros. Fito Páez es el ejemplo. ¿Fito Páez no es tango? Claro que es tango. Si es lo más parecido a Homero Manzi que hay caminando, pero andá a decirle a un tanguero que es tango. Te mata.

“MÁS IMAGEN, MENOS TEXTO”

- Dentro del teatro callejero, la gente del MOTEPO (Movimiento de Teatro Popular) donde están: Calandraca, La Tristeza, el Grupo El Encuentro,Catalinas, La Obra, La Trifulca, Los Cometa Brass, creemos que es bien importante. Lo que pasa es que no tiene la repercusión de los medios de comunicación, porque nadie se va a tomar el trabajo de ir a verlos, como hacen ustedes, de venir acá. Y además, eso tiene un precio y un laburo muy arduo.
En los titiriteros también hay una movida, y es nacional, además. Una cosa es que haya una movida nacional y otra cosa que haya un movimiento articulado. La movida no impkica una estética unívoca. La movida implica diversidad de estéticas; por eso no es un movimiento. Porque en ese caso, habría un par de líderes con seguidores cansados de seguirlos que van a cansarse de llevarlos y viceversa. Lo importante de la movida es que cada uno tiene su propia manera de contar las cosas. Estamos articulados, pero no es un movimiento. Movida pónganle, y no cambiamos el logo de paso: MOTEPO. La articulación de esta movida tiene que ser en base a las necesidad y no al deber. Nada de lo que vos hagas puede tener la carga del deber por mucho tiempo. Esa es la diferencia con el Teatro Independiente; se acaba el concepto de militancia. Responde a nuestro deseo, no a nuestra obligación.

- ¿Ustedes ven a la militancia como lo negativo y al deseo como lo opuesto?

- No sé. Puede ser una militancia del deseo, o un deseo militante.

GALARDONES

- Tuvimos un concejal de la UceDe que no nos vio, pero nos censuró, diciendo que cómo el Estado pagaba una obra subversiva. Una vez, en Neuquén nos quitaron el público de la sala, en un barrio militar. Y otra vez, en el barrio de La Matanza, donde nos había llevado gente del Comando de Organización, pensando que era (más si era pagado por el Teatro San Martín, ¡compañeros!) algo tipo “tele” y nosotros bajando la cuestión de los impuestos. ¡Se armó un despelote! “¿Pero cómo, vos no pediste la función?”. “Sí, pero no sabíamos ¿cómo puede ser que en el San Martín se está bancando esta obra? ¿Y Alfaro, sabe? ( Emilio Alfaro, actor y director, que fue director de este teatro de Buenos Aires) ”. “Sí, sabe, y está de acuerdo”.
Por eso, al concejal de la UCeDe le dijimos: “¿Ves? Lo que vos censurás acá, lo aplauden en Norteamérica. ¿Y ustedes son liberales, giles?”.

“QUE LA POESÍA, COMO ELEMENTO DEL TEATRO, EXISTA”

Después de esta charla, volvimos al galpón de Temperley, donde vimos la escenografía que se estaba embalando para llevar a Estados Unidos la obra SACHA MANTA SALAMANCA, que en quichua quiere decir: “Desde el monte Salamanca” y que estarían por estrenar en Baltimore en el mes de julio.

- La obra es la historia de alguien que quiere conocer una habilidad. Es un futuro bombisto, que acude a una machi, una curandera, a la cueva del Diablo, para conocer, para adquirir la habilidad. Roberto y Miriam lo hacen pasar por cuatro conflictos que, a la vez, refieren a conflictos de la vida. Eso está extraído de Castaneda, y los enemigos naturales son: la claridad, el poder, el miedo y la vejez. La vejez, ese conflicto que no se resuelve. Pero si el hombre logra vencer el poder, el miedo y la claridad, pueden enfrentar su vejez con conocimiento. La leyenda es la de la Salamanca. Roberto y Miriam hicieron toda una investigación; hace tres años que venimos con ese proyecto a cuesta, y a partir de tomar ese mito del que hablaba, pero de otra manera, Castaneda, con todos sus libros: Rimbaud, Lautreamont, Mujica Láinez, Ricardo Rojas. Pero Rimbaud y Castaneda son las dos fuentes principales. También hay aportes orales, de toda la gente descendiente de indios que conocemos, gente que ha tenido experiencias mágicas. Todavía seguimos leyendo y buscando y encontrando, que hay aportes que es como si hubieran estado ahí, pero que no estuvieron ¿no? El teatro es un ritual, y la forma en que Lautreamont o Rimbaud se relacionan con la leyenda son también rituales, entran por determinados lugares a determinados otros lugares. Lugares de conocimiento. Cada uno elabora desde su perspectiva, y abre y encuentra. Porque ellos también buscan una llave, una clave: “¿serán las hojas de belladonna?” y entran y descubren. Lo que intentamos es que la poesía, como elemento del teatro, exista. Uno, naturalmente, está todo el tiempo hablando con palabras que le presta otro, como cuando el Diablo usa a Rimbaud para decir cosas como: “Esto empezó con alguna repugnancia, y esto terminó no pudiendo apoderarse de inmediato de esta eternidad. Esto terminó, corta velada, es cierto. Existen aquí, en Salamanca, tesoros; los invito, pues, a imitarme, a conocer en lugar de repetir, a sumarse a mis ángeles de fuego y hielo, a gustar de los placeres sensuales, a escuchar el sonido de la eternidad en una risa, a sentir la pasión tan honda como el tiempo, y ver los sueños cristalizados en el viento”

Y no es igualito que Rimbaud, pero se lo afanamos. ¿Dónde está el robo? Cuando vos llegás a un determinado territorio, entrás a decir lo mismo, empezás a converger con él; si entrás a un mismo lugar...¿cuántas veces ha pasado que mucha gente ha dicho lo mismo en distintos lugares? Y por ahí lo dicen en su propio lenguaje. ¡Inocencio, el bombisto, tenía tanto que ver con Rimbaud! Está buscando una llave, una clave. Rimbaud está todo el tiempo hablando de esa clave, la del amor, la llave para abrir el lugar del conocimiento.

Nosotros nos llamamos así por un texto de Espronceda: El Diablo Mundo. Nos interesaba el planteo porque lo bueno termina dándose vuelta como en el caso de la Iglesia, del poder, del Gobierno. Y se empieza a levantar la imagen del Diablo como la parte que nunca te mostraron. Coincide con lo teatral, porque es un personaje bastante infernal. No te olvides que, antes, a los actores los enterraban.

A nivel conceptual, hay muchas respuestas y acá hay una que apareció y que la pusimos como prólogo y es el texto de un demonólogo: “Imitar al Diablo significa rebelarse contra la opresión, negarse al sometmiento, ser consciente de la dignidad del uno entre la muchedumbre”.

Con el tema ideológico, pensamos que es mejor no definir, estar más abierto, para no matar la ideología. Rafael Alberti decía, en un reportaje, que la ideología no estaba muerta, se modifica constantemente. Eso es como la flor de Coleridge, que viaja al futuro y vuelve. En el futuro hay una flor y como él tenía una bolsa abierta, la trae a la flor. Es difícil de explicar. Nada más que por tener la bolsa abierta. Parecería que sólo se puede explicar a través de imágenes poéticas. Don Juan habla de los poetas y decía que están en otro estado; no están en estado terrenal. Pasaron a otro estado, y en este estado es donde están buscando el encuentro, hallando algo: la llave.

Hoy, Marcelo nos decía que estaba escribiendo unos textos sobre la búsqueda del origen y que, cuando estaba escribiendo, sentía miedo. Y nos decíamos: “¿qué es esa sensación, cómo la sentías?” . “No sé, palpitaciones”. Y de golpe nos acordamos de una sensación que nos aparece cuando escribimos. Y por ahí ese es el momento en que uno no tiene que dejar el lápiz. Porque está pasando algo más...¡que es inexplicable!. Y eso que escribiste resultó que estaba diciendo algo mucho más profundo. Porque había. Estaba pasando al otro lado.

Borges dice también que a él, en algunos casos, y con algunos textos, le temblaba la mano cuando los escribía, y cuando le temblaba la mano él sabía que estba encontrando. Había palabras que estaba encontrando, sentimientos que podía decir. Y, en ese momento, le temblaba la mano.

31 AÑOS DESPUÉS

Nos comunicamos con Jorge Sansosti (1960, Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires) titiritero, aritsta plástico, docente y escritor. Perteneció al grupo de alumnos secundarios del CONABA de Banfield, quienes guiados por dos profesores, se reunían, en plena dictadura, en El Altillo de ese viejo edificio, para hacer teatro. Sylvia Bonfiglio, escritora y directora de teatro que fue parte de aquel legendario lugar de enseñanza, dejó registrada esa experiencia en un cuento y un relato que se nutren de esos recuerdos (*)
De esos alumnos de El Altillo, derivó el NAS (Núcleo de Artistas del Sur). Era el año 1981 y esta agrupación se conformó con el cincuenta por ciento de aquellos jóvenes: Jorge Sansosti, Mauricio Vacas, Daniel Alves, y Roberto Uriona. Luego, fue Diablomundo, ya con Roberto, Jorge, , Perla Logarzo, Miriam González y Carlos Uriona, quienes realizaron las obras “El fuego” de Roberto y Miriam, y“El payaso y el pan” de Roberto Espina, Esta última luego fue ampliada y se transformó en “Ilusiones y Porfías”, un espectáculo de características propias del teatro callejero que recorrió variados escenarios y múltiples representaciones en escuelas y festivales. Según palabras de Sansosti, “esta transformación de la original obra de Espina consistió en extenderla en tres partes más, donde el payaso Fenelón cuenta su historia, luego su padre, abuelo y bisabuelo, en una creación colectiva en la que trabajamos durante seis meses; a esta experiencia se sumó la artista Susana Andrián. “Al Tablado lo teníamos desde el 84 en Hipólito Yrigoyen 9779, Temperley, y, luego, en la misma ciudad, en Yrigoyen y Condarco, El Galpón de Diablomundo. “Ilusiones y porfías” fue una experiencia inolvidable, de un proceso creativo muy orgánico, muy fluido. Tuve esa suerte. En la obra yo hice el payaso Fenelón. Cuando me fui del grupo, continué mi tarea como actor con el teatro de títeres La Rosa de los Vientos, que fundamos con Teresa López, mi compañera de toda la vida”

Alejandro Korn, 27 de octubre de 2022

() “Construir un teatrito”, en: click acá. Y “El altillo”. Estas dos lecturas son indispensables para comprender lo que significó aquella experiencia de donde surgieron artistas de todos los géneros, como la misma Bonfiglio: directores de teatro, cineastas, titiriteros, artistas plásticos, etc.*

Estos relatos han sido recogidos en el libro “Roberto Juarroz baja en Temperley (un mapa posible de la poesía del conurbano sur)” Editorial Leviatán, Buenos Aires 2020, compilado por Martín Ayos, Martín Biaggini y Alejandro Seta. También, un fragmento de este reportaje a Diablomundo fue incorporado a este libro, en cuanto a la mirada de estos artistas frente al hecho poético en el teatro (pág 28).

Notas necesarias:

(1) Frente de Tormenta fue una revista que se publicó durante los años 1991-1993 , bimestral, dirigida por Leonardo Varela, y como colaboradores: Adriana Ambrosioni, Santiago Gándara, José Luis Lens, Bernardo Levi, Juan Carlos Suárez, Leopoldo Varela, Sandra Bonillo, Lalo Capelletti, Marina del Buono, Cristina Ledesma, Alberto Onna, Miguel Rozzisi, Alejandro Seta, Leticia Valle y Adriana Tcach, entre otros.

(2) La foto que ilustra esta nota pertenece al archivo personal de Jorge Sansosti, quien la cedió gentilmente.

Diablomundo

Alejandro Seta

No soy más que el vagón de un tren que en la década del sesenta se tambaleaba, llegando, sobre ese río a orillas de la ciudad de Necochea. Los primeros acordes de la música de Piazzola me vuelve a llevar a quién soy. Las palabras de mi abuela Sara, un libro encontrado por azar, Cris, la escritura tambaleante, mis hijos, el descubrimiento de Dios.

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